Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer es de un 44% para los hombres y de un 38% para las mujeres.
A su sufrimiento emocional, físico y social se suman también los síntomas y efectos secundarios de su tratamiento, que incluyen alteración del apetito, dificultad para la deglución, náuseas, vómitos, diarrea, problemas para respirar, fatiga, insomnio o debilidad musculary entumecimiento. El trabajo de los musicoterapeutas al respecto no se limita únicamente a ofrecer un tipo de música determinado para favorecer la relajación de los enfermos de cáncer. Estos expertos poseen capacidades clínicas y académicas para seleccionar el tipo de música más adecuada en función de la sintomatología del paciente, pudiendo a través de sus prácticas aumentar su sentido de control y mejorar su bienestar físico.
Pero, hasta el momento, los estudios relativos al tratamiento musical de pacientes afectados por esta enfermedad han sido muy escasos, a pesar de que durante los últimos años los beneficios de la música y la musicoterapia se hayan demostrado en una amplia variedad de áreas especializadas.
Su capacidad para disminuir los efectos secundarios de las sesiones de quimioterapia y radioterapia o para mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico deberían considerarse como un buen punto de partida para continuar investigando su potencialidad en el entorno médico.
Su capacidad para disminuir los efectos secundarios de las sesiones de quimioterapia y radioterapia o para mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico deberían considerarse como un buen punto de partida para continuar investigando su potencialidad en el entorno médico.
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